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El que las hayamos recogido en Libertad Digital no quita patetismo al asunto. Son dos políticos, uno ya bastante rodado y el otro en ciernes, el dúo Zerolo-Laporta, el primero famoso por su brega laicista e impulsor del lobby gay y el otro que no ha dudado en utilizar el sentimiento del barcelonismo, puramente deportivo y que traspasa con creces las fronteras de la Ciudad Condal-perífrasis que queda muy bien mencionar además de aludir a haber sido capital del Condado de Barcelona- en beneficio propio: quiere fundar un partido independentista que tendrá que ponerse en la cola de los que quieren poner en la práctica su idea de España, como si los reinos de los taifas no estuviesen ya inventados y puestos en práctica de nuevo con el Estado de las Autonomías, 17 más dos sin incluimos la ciudad de los caballas,Ceuta, o Melilla, el nuevo destino turístico de Aznar y Pons, el último y exclusivo avalista de Camps.
Don Pedro Zerolo, después de 2000 años de implantación en España del cristianismo, anuncia que su fin está cerca, por lo menos en cuanto a la exhibición de su símbolo principal: el crucifijo. Dice aquel que dice sentir verdaderos orgasmos -además de los que le proporciona su marido- cuando oye a Zapatero –ver vídeo con su entusiasta declaración-:
"dejaremos de ver crucifijos en las escuelas, el laicismo no es anticlericalismo, sino la libertad de conciencia
de cada cual, que lleva a la libertad religiosa y de culto. Otra cosa
es el espacio público, que debe ser neutral y desprovisto de simbología
religiosa, y en ésas estamos”. “La Iglesia lo ha intentado todo para que
la inmensa mayoría de las leyes aprobadas en España no saliera a la
luz, pero han fracasado.
Tag: sociedad
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