Esto habrá ocurrido con algunos otros edificios, es el signo o una constante en hacer las cosas en nuestra ilustre villa pero lo innegable es que a las generaciones presentes y venideras se les ha hurtado la posibilidad de ver, de disfrutar con la visión de algunos edificios que tenían la pátina del tiempo y que conformaban la personalidad del pueblo.
Y no se puede negar tampoco que este que hoy les traigo a la memoria en forma de ruina -ayer aún estaba de pie en la anterior entrada- no haya sido un edificio fundamental en la historia urbanística del pueblo. De él afirma Ildefonso Felguera en ‘Documentalia’:
“Este medio palacete o casa señorial estuvo situado en la calle San Sebastián, esquina con la de San Benito, acera impar.
Tanto por su peculiar estilo arquitectónico, su ubicación en el centro urbano de la población como por el particular trabajo de forja en ventanas y balcones y el grácil minarete que daba a la calle San Benito, podíamos decir que este edificio era el más bello de todos los inmuebles que existían en la localidad”
Pero fue puesto en venta, y lo que es peor, se autorizó el derribo y la nueva construcción sin ningún tipo de indicación o exigencia para que lo nuevo recordara algo a lo anterior.
No somos partidarios del conservacionismo a ultranza pero sí de que se hubiera cuidado algo más lo poco que teníamos. En este aspecto no hemos sido un pueblo afortunado sino todo lo contrario: las distintas corporaciones que han regido nuestros destinos han adolecido de una mínima sensibilidad artística y sí un gusto desmesurado por autorizar el uso de la piqueta y las excavadoras. Y no han podido impedir, sin embargo, que los más viejos del lugar conserven en su memoria visual este bello edificio ni que los jóvenes puedan contemplarlo ahora gracias al talento de otros que se han esforzado en hacer ‘Documentalia’.