Al parecer la escultural cantante Rihanna, (Saint Michael, Barbados, 20 de febrero de 1988), que sufrió de su novio Chris Brown “ varios golpes de puño en el rostro, en brazos y manos, además de mordeduras y marcas de uñas “ en el transcurso de una disputa en el interior de un coche, por lo que este fue detenido y posteriormente puesto en libertad tras una fianza de de 50 mil dólares, además de una orden de alejamiento, ha declarado tres años después de la paliza que continúa queriendo a su ex novio. “Es el amor de mi vida, cuando le veo siento un cosquilleo en el estómago… creo que era el amor de mi vida”.
Esta reacción, más frecuente de lo que se cree, ha provocado sesudos editoriales. Así en podemos leer en Hipocresías sadomasoquistas, EQM, Dame, que te pego: “Sobre la violencia degustada por el agredido, voluntaria por tanto, decir que tiene más adictos/adeptos de los que se dice/cuenta porque está mal visto por la mayoría no practicante, habitualmente hipócrita, que los tacha de enfermos/locos. Sin piedad, en particular: sobre todo cuando el masoca es un hombre, ya que cualquier pequeña confidencia mueve a la más rotunda hilaridad despreciativa por parte de sus congéneres”