La octogenaria restauradora Cecilia, una incomprendida
La restauración del Ecce Homo ha resultado ser un borrón en su carrera, de aficionada, pictórica, algo que nunca debió intentar porque, según dicen sus paisanos borjanos, a ella sin duda “se le da mejor el paisaje”. La repercusión a escala nacional e internacional la tiene desbordada habiéndole provocado un ataque de ansiedad que la ha hecho “guardar cama”, sin probar bocado, lo que a su vez ha llenado de preocupación a sus vecinos que quieren “que se alimente”.
A lo mejor la bienintencionada anciana conoce el percal y puede llegar a adivinar que el Ayuntamiento de Borja puede presentar acciones legales contra ella porque la obra ha quedado “totalmente destrozada”, según dice el concejal de cultura Juan María Ojeda, quien recordó que tendrían que estudiar varias cuestiones, como que la obra no estaba catalogada por lo que el nivel “de agresión es diferente”, al tiempo que apuntó que la atención mediática dedicada a este asunto ha sido “desproporcionada”.
En sus descargo doña Cecilia afirma que “el cura estaba al tanto de lo que hacía y todo el mundo que entraba en la iglesia me veía pintando, nunca lo hice a escondidas”. ” Lo dejé embastado. Me fui ala Sierrade Albarracín, volví y me encontré con todo esto. No había terminado”
Pronto llegará al pueblo un grupo de restauradores profesionales para analizar los daños causados a la pintura para determinar si es posible su recuperación. El Gobierno de Aragón no ha intervenido en todo este asunto ya que se trata de una obra «no catalogada» y, por tanto no es competencia del ejecutivo autonómico.
De todas formas el ECCE HOMO se trata de una obra con poco interés artístico y hay que ver el lado positivo: la notoriedad del asunto puede producir unos pingües beneficios para la decaída economía del pueblo.
