En el post de ayer,Controversias en torno al 11-M , me limité a exponer mis impresiones personales sobre tan luctuoso día y todo lo que lo rodea, con las desconcertantes tomas de posición ante un hecho ya juzgado -cuatro meses y 17 días de vista oral, 721 folios solo de razonamientos- de nada menos que del actual ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón y del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, que con su presencia hacen un flaco favor a la justicia que representan y que da pie a algunos, como José Mª Izquierdo, a acusarlos, con esta actuación política, “de rendir pleitesía a la extrema derecha que tanto les quiere, les ha aupado al poder y ahora les sostiene”.
También parece haber olvidado Gallardón –o quizá con ello quiera
hacerse perdonar por su actitud pasada, por la que fue tachado por Jiménez Losantos de “traidor, bandido, farsante redomado y lacayo de la oposición”.
Hoy, después del reparador fin de semana, en que la jauría mediática ha estado afilando sus colmillos para utilizarlos contra su presa favorita, Pilar Manjón, reproducimos la gran cantidad de infamias que se siguen vertiendo contra esta víctima del terrorismo,
solo porque no es seguidora de las irracionales tesis consparanoicas,
palabreja que espero nunca llegue a figurar en el diccionario. ¿O no es
abyecto en grado sumo lo que editorializa hoy El Mundo sobre Pilar Manjón? :
“Manjón ha optado por el activismo político, demostrando que le puede más el odio a quienes no comparten sus ideas que el dolor por la muerte de su hijo”,
teniendo además el cinismo de afirmar que “el 11-M se celebra con la
división de las víctimas”, como si Pedro Jota y demás acólitos no
hubieran propiciado tal cisma.