
Como una
especie de calentamiento antes del inminente Mundial de Fútbol
de Sudáfrica nos llama la atención Diego Armando
Maradona, el entrenador de la albiceleste selección argentina y
lo hace precisamente por motivos extrafutbolísticos:
se ha presentado a la prensa, no en medio de imprecaciones ni de
conminaciones de”que la chupen, que la sigan chupando” después de la
azarosa e increíble clasificación de su equipo para el
Mundial –no tan vergonzosa como la de Francia, que
para que haya justicia divina deberá ser eliminada a las primeras de
cambio-, sino todo pacífico, consumiendo un impresionante “trashoguero”
–muy mal ejemplo para los deportistas- y poniendo cara angelical: “Este
no es mi Diego, que me lo han ‘cambiao’”.
Y está bien, de momento, no sólo para los que lo ven
desde fuera sino para su familia que ya ha comenzado a llegar: su hija
mayor que “lo ve muy bien, muy tranquilo”, su hija pequeña, Giannina, y
el nieto, Benjamín, el hijo del ‘Kun’. Y su novia Verónica. Entre
todos intentarán mantener su espíritu en la calma que aparenta que
seguramente se mantendrá si acompañan los resultados y la labor
arbitral.
Tag: deportes
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