Cuando hasta el rey confiesa no saber toda la
verdad de aquella conjura, según le manifiesta a algunos
afectados del 11-M, quejosos de que se les ocultan datos,
cuando en los últimos tiempos no cesan surgir versiones sobre el supuesto
golpe de Estado del 23-F-81, llenas de fantasía, erróneas o
deliberadamente falsas no es extraño que continúen apareciendo más
versiones apócrifas, dando a este adjetivo el significado etimológico
de falso, fingido, supuesto, fabuloso, no auténtico.
Ayer apareció otra, que se ajusta a las tesis oficiales, a
cargo de Francisco Laina, el único superviviente de la
Junta de Defensa Nacional que, una vez finalizado el secuestro
de los diputados y del Gobierno, se reunió en La Zarzuela la tarde del 24-F para
abordar la crisis, que ha dicho: “Existió una trama civil:
excombatientes, falangistas, algunos empresarios. No tengo pruebas
sobre el Cesid” “Cuando hablé con Tejero, me dijo que solo obedecía órdenes de
Milans del Boch y de Armada, y me colgó el teléfono” “El general Armada me
indicó que el Rey se había equivocado, y que su mensaje iba a dividir al
Ejército ” “Mi impresión es que Armada les engañó a todos: convenció e
implicó a Milans y utilizó al Rey”
Sin embargo, el coronel Amadeo Martínez
Inglés, autor del libro 23-F. El golpe que nunca
existió (Editorial Foca), afirma: “Se trató de una operación
político-militar-borbónica, dirigida por el rey Juan Carlos, quien estaba
enterado de que un grupo de militares ultraderechistas preparaban un movimiento
para derrocarlo” ”Los golpes militares se dirigen desde el primer
momento contra la cúpula del Estado, en este caso contra el rey; sin embargo, el
23 de febrero de 1981 al monarca no lo molestaron”. “Los guardias civiles que
entraron en el Congreso de los Diputados bajo las órdenes del teniente coronel
Tejero no iban en contra del rey, iban precisamente en su nombre, incluso dando
vivas al monarca, como se observó en la televisión”.
Tags: historia, sociedad
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