
Soy uno de los más fervientes admiradores de Nadal, del campeonísimo Nadal, al que he llegado a considerar, dentro de esa fervor, como “el único valor seguro que teníamos en España”, y al que he dedicado abundantes posts:
- Rafa Nadal, “le tennis, c’est moi”, campeón mundial de los campeones en 2010
- La grandeza de Nadal incomoda de nuevo a la “grandeur” en Paris
- El tándem Nadal-Federer según Borg
- Nadal, el indiscutible rey de la tierra batida etc
Un modelo para la juventud, todo un ejemplo de humildad. Y no me gustaría que fuese perdiendo todos estos puntos que lo hacen el mejor. Y todo esto en referencia a sus desaforadas protestas en el Open 1000 de Madrid, en que su dueño, el rumano Tiriac, se ha dejado llevar de la frivolidad una vez más –anuncia ahora bolas fosforescentes para el año próximo- y contesta a las criticas sobre el estado de las pistas y su color azul de esta manera:
“Yo nunca fui racista”"No tengo problemas con los colores, a mí me gustaron siempre las pelirrojas, las rubias, las morenas…”
Aunque todos los craks han protestado, todos siguen adelante y si ganase Federer, le quitaría el 2 º puesto mundial. La pista es la misma para todos y ya que se juega hay que aceptarla. Es inconcebible que pierda anteVerdasco –hoy cayó ante Berdych 6-1, 6-2)-, es inaudito que su obsesión le haya jugado esa mala pasada.
Le quedan muchos años en los que, si persiste en los valores que lo han aupado a lo más alto del tenis durante los últimos diez, puede seguir acercándose a los récords del mejor de todos los tiempos, Federer, al que tiene a su alcance, con permiso del soberbio serbio Nole.
Debe por tanto atemperarse para no dar lugar a que se escriba en El Mundo Qué hartura, por Javier Martínez : :
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