He aquí una transcripción aproximada de las palabras referidas a Magdalena Álvarez, de Nebrera, desde ahora, al igual que Vidal Cuadras, persona “no agradable” en Andalucía:
“¿Por qué el señor Chaves se quitó de encima a esta cosa y la colocó en el Gobierno?” no es precisamente el colmo de la corrección lingüística.
“Tiene un acento que parece un chiste… Es un problema de comunicación, se aturulla y hace un lío, y claro, yo que algunas veces cuando llamo a Córdoba […que le cuesta entender porque no está acostumbrada a escuchar el acento andaluz…], imagínate cuando además hay un problema de comunicación.”
La pepera catalana Monserrat Nebrera ha combinado de la peor manera posible esos tres términos, acento, chiste y cosa, ya que los ha referido a la forma de hablar de un pueblo encarnada en una mujer que hace política a la que además llama “cosa”, una indescriptible manera de despreciar a alguien: los esclavos, por ejemplo, eran considerados como “cosa”.
Seguramente esta deslenguada catalana, con un acento indefinido, se habrá hecho eco de lo que el mismo día dijo su jefe de la ministra: “es especialista en organizar el caos y pionera en incrementar los problemas”, una descalificación política pero no personal.
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