Es evidente que según las preferencias políticas lo sustancial del asunto, o sea la política de tierra quemada aplicada por Israel y la subsiguiente y abundante pérdida de vidas humanas-más de 800 contra menos de 20- en la Franja de Gaza, es sacrificado en aras de no se sabe qué intereses espurios. Algo parecido a la insensibilidad ante los 700.000 muertos de la guerra de Irak vs los 3500 de las Torres Gemelas.
Si observan, al escribir estas cifras, hay una tendencia al redondeo , como si se tratara de un cálculo matemático cualquiera., pero no, detrás de cada cifra hay un ser humano .muerto violentamente, en acto de terrorismo o en acción bélica. Y aunque parezcamos vaticanistas en cuanto al valor de la vida humana, de una sola vida, todo el mundo debería ponerse a trabajar en salvaguardarla.
En el caso que nos ocupa, encomendándonos a Yavhé y a Alá, los supuestos dioses de los dos países afectados por el conflicto y para que nos protejan de las aceradas críticas de los enemigos de este tipo de manifestaciones-de otras, no- y jolgorios, encabezados casi siempre por los mismos, léase los cómicos de la legua, los gazaprogres y los “titiriteros”, de tan mala fama que en la antigüedad no eran enterrados en sagrado cuando morían, ponemos una imagen de una de las muchas manifestaciones que se han celebrado en España, a lo largo y a lo ancho.
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