
ULTIMAS
TARDES
CON TERESA
de MARSE,
JUAN
Sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo a Daniel Verdú
-no escarmienta con lo que está ocurriendo a Garzón:
la Falange permanece vigilante- se le ha ocurrido
hurgar en los entresijos del franquismo, apartado de
censura de las obras de los escritores de la época, que siguen siendo
los de ésta y además muy reconocidos. De estos hemos seleccionado a dos,
uno vivo y otro muerto a la joven edad de 104, a Juan Marsé y a
Francisco Ayala, como muestra de la visión profética de
aquellos lacayos del dictador: por cierto entre algunos censores había
algunos ilustres, como Cela.
Aquella tropa, para Verdú, estaba formada por gente para la que los
escritores eran “poetas malos, cursis y snobs. Escritores resentidos que
leían y veían marranadas cuando salían al extranjero a puerquear con
mujeres fáciles. Rojos. Pseudointelectuales. Esquizofrénicos que
escupían alusiones vejatorias a la cruzada en la guerra de liberación.”
Y “Esta cara de la luna”, de Juan Marsé. Editorial: Seix Barral , en
que “los personajes están perfilados con tanta precisión que parece
como si el autor no precisara adoptar un punto de vista moral (o
crítico) porque las conductas de unos y otros son suficientemente
expresivas y se califican solas” la veía el censor:
“Los de siempre es domingo, boîtes, planes, clubs, meretrices,
infidelidades, queja y crítica de todo. La novela tiene bastante bilis
política. El autor parece ser de aquellos pseudointelectuales que cuando
salen al extranjero leen y ven marranadas y puerquean con mujeres
fáciles”.
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