
Nuestra justicia, una de las más garantistas del mundo, nada partidaria de laLey del Talión, ni del Ojo por Ojo que viene a ser lo mismo, más bien partidaria del evangélico “poner la otra mejilla si nos golpean” está indagando la salud mental de los posibles asesinos y encubridores de la joven Marta del Castillo,cuyo cuerpo sigue siendo hurtado a sus padres, sabedores los jóvenes y menos jóvenes delincuentes de la importancia tan trascendental que tiene para su suerte que haya cuerpo del delito o no. Saben que ni no aparece el cadáverun juez algo tiquismiquis se va a pensar muy mucho condenar a uno o más encausados por violación y asesinato. Por lo pronto, uno de ellos, el menor que al principio participó muy activamente en los supuestos asesinatos y violación ha sido condenado por encubrimiento a lo que le corresponde por las leyes en vigor más unos 400.000 euros.
Supongo que los jueces, través de psicólogos y psiquiatras, quieren saber si los malhechores están bien de la cabeza pues en caso contrario seríanacreedores de beneficios penitenciarios al no ser plenamente responsables de sus actos.
Por lo pronto tres peritos han analizado la salud mental de Miguel Carcaño y han dictaminado que no padece ningún trastorno mental ni de la personalidad en el momento de los hechos, que no ha padecido en el pasado ni sufría a la hora del estudio un trastorno psicopatológico ni tampoco en la orientación, la memoria, la afectividad, la inteligencia o el pensamiento.Han afirmado además que “se trata de una persona “egocéntrica y manipuladora”, que incluso “mentía” durante las entrevistas que mantuvo con los peritos. Y ante el intento de suicidio que protagonizó en la cárcel de Morón de la Frontera piensan que lo hizó porque “contaba con la posibilidad de ser salvado” y lo llevó a cabo “como gesto de autoprotección” al conocer que podía ser trasladado al módulo común con el resto de presos.
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