¿Pero alguien en su sano juicio puede negar que la corrupción es algo inherente a los partidos políticos? Es por tanto demencial que, cuando aflora lo sucedido en un partido determinado, por ejemplo, los millones del extesorero del PP en Suiza o los sobres con dinero B que supuestamente han cobrado los que son alguien dentro del partido –algo que va a costar trabajo demostrar porque nadie firma lo recibido en negro-, tengamos que escuchar hasta la extenuación los casos de corrupción del PSOE –Filesa, Roldán, los fondos reservados, el GAL y la cal viva de Lasa y Zabala, etc. Sin embargo cuenta poco el caso Naseiro del PP, una corrupción probada para el sentido común pero que dio con esos jueces que están cogiéndosela constantemente con papel de fumar, es decir, unas escuchas no autorizadas por ellos, lo mismo que ha arrojado a las tinieblas exteriores al juez Garzón.
Así los que han aireado los chanchullos que están saliendo de calle Génova, para compensar, han publicado que la Fundación Ideas pagó 600.000 euros a empresas proveedoras de amigos y familiares de dirigentes del PSOE.