El expresidente de la Generalitat
ha anunciado a bombo y platillo que ya ha votado o ha dejado caer que
ya ha votado anticipadamente en el referéndum que tendrá lugar en
Barcelona el próximo 10 de abril. A sus años le está saliendo la rebeldía de su juventud que lo llevó incluso a la cárcel por su ideología durante la dictadura franquista y ahora vuelve de nuevo por sus fueros: “Una Catalunya independiente es viable”, “independencia o rendirse” “cuando lideraba CiU rechazábamos el independentismo y jugábamos la carta del autonomismo porque había argumentos para hacerlo, Ahora, ya no los tiene”.
Su antaño cachorro y ahora molt honorable Mas ha votado, ‘de incógnito’, en la consulta independentista y
lo ha hecho en la sede Òmnium Cultural, dando el SI, suponemos que un
SI emocionado por la trascendencia que puede tener el que lo haya hecho
el primer catalán.
Ignoramos cómo aceptaran la noticia los millones de catalanes –charnegos incluidos- esta noticia que puede ser algo molesta sobre todo cuando la mayoría de los que viven en Catalunya aspiran a vivir lo mejor posible en los países unidos de Europa y no a meterse en complicaciones como las que sobrevendrían de fragmentar un Estado que lleva, mal que bien, más de 500 años funcionando.
Dicho esto también es conveniente manifestar el cansancio de muchos ciudadanos que está hasta la coronilla – no somos Pérez Reverte para introducir en este post términos testiculares y genitales en
general u ofensivas menciones a los progenitores de ridículos
politicastros de turno- de este asunto en el que el patriotismo suele ir
camuflado de los más bajos instintos de protagonismo o de amor al vil
metal.
Este
cansancio o descontento, miren por donde, de grandes mayorías hispanas, e
incluso hispano-catalanas y mal que nos pese por venir de quien viene,
de Pablo Molina, puede estar bien plasmado en Aquí un pujolista :
“Los
independentistas catalanes, entre los que me cuento, estamos muy
satisfechos con la valentía de Jordi Pujol y su voto a favor de la
independencia de Cataluña en un referéndum que, por desgracia, todavía
no es vinculante. A ver si cunde el ejemplo y los nacionalistas
catalanes nos dan una alegría marchándose de España, a poder ser antes
de las próximas elecciones generales, para que los escaños del PSC y CIU
en el congreso de los diputados no perviertan la elección del
presidente del país.