

Seremos más extensos y explícitos para desarrollar el titular que demuestra una vez más que en todas partes cuecen habas e intolerancia, como en un pueblo de la Serenísima República de San Marino en el que hay un cura que tiene por costumbre un día al año rociar de agua bendita las casas del pueblo, aunque no todas: este año no ha recibido agua bendita vía hisopo una de ellas, la casa en que mora una pareja gay, algo de lo que el cura fue alertado. No haciendo este preboste presbítero uso de la caridad cristiana que le debe ser consustancial dejó sin marca la vivienda con lo que el resto de la población comprendió meridianamente que allí vivían dos réprobos que estaríanpracticando el delito nefando a todas horas.
El Cuerpo citado arriba no es otro que el de la Benemérita, en cuyo seno nos dice el Tribunal Supremo que existe un sargento primero de la Guardia Civil destinado en Boñar (León) que ha vejado con insultos y descalificaciones permanentes a una subordinada a lo largo de un año por lo que le ha cascadouna multa de 6000 euros –ella pedía 600.000 euros en concepto de daños morales por los episodios de vejaciones y humillaciones- y lo ha condenado atres meses y un día de cárcel. al considerarle autor de un delito de abuso de autoridad, previsto en el artículo 106 del Código Penal Militar.
Para el sargento la número de la Guardia Civil era una “gallina” o el travesti Carmen de Mairena, indistintamente según el humor con que ese día se levantara tan dichoso oficial.
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