
La última y más estremecedora por venir de unasupuesta aristócrata, la única mujer que ha ostentado la presidenciadel Senado y la única que preside una comunidad autónoma deEspaña,Condesa consorte de Murillo y Dama del Imperio Británico -de ahísuponemos le vendrá la difícil comparación con la dama de hierroMargaret Thacher – es la de, cómo todos sabemos, llamar a un compañerode partido, el que tiene todas las papeletas es Gallardón, del queenvidia lo bien que cae entre las izquierdas, hijo de puta aunque elladice que no se refiere a él. En la Edad Media no sabemos si hubieraresistido una ordalía o juicio de Dios por mentir.
Curiosamente ciertos periodistas, entre los que está Carlitos -como lollaman en el gremio- Herrera, al que le hemos escuchado esta mañanadecir: “A mi qué me importa que le haya llamado hijo de puta aGallardón en privado. Otra cosa es que se lo dijera en público”, lajustifican. El único matiz que encontramos es la gran hipocresía quereina entre nuestros políticos y periodistas más conocidos. Tienen unrostro que se lo pisan porque lo que hay que deducir de las palabras dela lideresa es que ahí, en privado, es donde dice la verdad que denotasu auténtica catadura moral. Dios nos libre de nuestroscorreligionarios que de mis amigos ya me guardo yo. O algo así.
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