En nuestra nación cuyo problema más lacerante es el paro- sube en 124.890 personas y encadena el tercer peor enero de la historia- se están dando conjuntamente y a su calor una serie de fenómenos y de nuevas denominaciones a colectivos o a personas, algunas tan pintorescas como llamar generación NI-NI a cierto sector de la juventud que ni trabaja ni estudia, o sea, que se van a convertir en breve tiempo en una nueva modalidad parasitaria de las muchas que ya hay en la naturaleza o, como cuenta Ignacio Camacho en ABC, los seniors,-los otros ni-ni-, que son “la carne de cañón del ajuste, junto con los temporales que no esconden sus miedos ante una realidad laboral que les expulsa del sistema”, “Ni-nis por abajo, ni-nis por arriba, aquí cada vez trabaja menos gente y eso es un drama nacional, eso se carga un país. Háblale de jubilación tardía a tíos de 27 ó 28 con dos másters y sin posibilidad de encontrar un puesto de mileurista, o a gente como yo que no sabemos si vamos a cumplir los 50 trabajando y que cualquier día me ves por aquí corriendo entre semana…”
Otro tratamiento muy diferente le da a los ni-nis Antonio Pérez Henares en “La zanganera” al criticar que la Sexta, “la tele más progre de España ha juntado a una cuadrilla de jovenzuelos parásitos y se ha inventado un nombre. Generación ni-ni. Ni trabajan ni estudian. Los ha metido en una casa, los ha rodeado de sicólogos y se ha puesto a retrasmitir el “Gran Hermano” con la presunta intención de regenerarlos. Los padres de las criaturas observan el experimento y opinan sobre su evolución. Todo muy progre”
“Quizás es en ellos, en los progenitores, una verdadera recopilación de “candongos” (si, eso a lo que les suena) muy políticamente correctos, donde este la esencia del problema.
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