Fallos garrafales en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica

• Publicado por Alfonso Valencia
• 7 Abril, 2010

No es ningún secreto que muchos españolitos y españolazos sufren auténticos sarpullidos en su epidermis cuando oyen mencionar lo de la memoria histórica referida a la guerra civil del 36, una guerra en la que los dos bandos cometieron desmanes, aunque unos más que otros, sobre todos los ganadores que tuvieron además muchos años de posguerra para actuar en la paz haciendo política de tierra quemada literal y metafóricamente. Seguramente a muchos familiares de aquellos les resulta incómodo el recuerdo y más si aún disfrutan de los expolios –o espolios- que se cometieron entre muchos vencidos.

Total lo único que pretenden los descendientes de esos muertos anónimos cuyos esqueletos, que yacen en fosas comunes y en las cunetas de muchas carreteras, es que se les ponga nombre si el ADN lo hace posible o que se les restituya el honor y la fama arrebatados en muchos casos porque el honor y el buen nombre de las bajas de los que se consideran del otro bando ya tuvieron 40 años para ser resarcidos. Ni es tanto lo que piden ni se explica tanta obcecación de los que pretenden impedir estas actuaciones como la del juez Garzón: Garzón será juzgado por prevaricación en su proceso al franquismo

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