
Yo diría que el Rey presentaba un aspecto compungido, el rostro de una persona septuagenaria que en los últimos días ha padecido un intenso sufrimiento físico post safari – fractura de cadera, largo viaje, una traumática operación- y el dolor moral que puede ser más intenso por la airada reacción popular ante su desmarque personalde la brutal crisis en que está sumida una gran parte de la población. Toda una frivolité que ha sido descubierta por pura casualidad… Cualquiera puede pensar que el noble gesto del Rey ha sido motivado porque se ha dado cuenta de que esta vez la cosa va en serio: nunca ha estado la monarquía tan cuestionada. Y también hay que quien dirá quea buenas horas mangas verdes, cuántos safaris no habrá hecho en estos últimos 40 años en que habremos pasadocrisis de todo tipo.
Seguramente a partir de ahora practicará menos el arte cinegético, amén de otras prácticas que le atribuyen de manera insidiosa, no porque es esta ocasión le hayan pillado con el carrito de los helados, sino porque su cuerpo lleva ya ocho operaciones y las próximas primaveras que cumpla serán 75. Tampoco queremos verlo como a nuestro Dictador , al que le ponían las mejores piezas a tiro o los salmones o bacalaos más vistosos, puestos bajo sus reales por expertos buceadores.
Esto no es óbice para que pensemos que esa petición de disculpas le honra. No me imagino a Aznar pidiéndolas por aquella terrible guerra –sobre todo para la población civil iraquí- en que nos metió, o a Zapatero haciendo lo mismo después de haber estado negando la crisis durante tanto tiempo.
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