
El Gran Wyoming suele estar en el candelero informativo además de por su exitoso programa televisivo EL Intermedio, por sus colaboraciones periodísticas. Y no siempre acierta: sus vis cómica suele gastarle malas pasadas, como cuando toca temas sobre los que se está muy sensibilizado, como son algunos pueblos de España, a los que se le suele dar siempre en el mismo sitio, o sobre los que no hay que hacer la más mínima broma, caso de la banda terrorista ETA, que está muy viva y coleando, con sus objetivos parcialmente cumplidos y con un Urkullu que va a someter a los vascos a otro referéndum ilegal.
Personalmente le dediqué dos post, a propósito de mezclar el culo con las témporas, a los canarios y andaluces con ETA:
Wyoming vuelve a las andadas: Ahora la ETA canaria
Un Wyoming cutre y singracia en “Estamos.Tan. Agustito” (ETA andaluza)
Ahora se pregunta “¿Qué pasa? ¿Es que todos en el PP son malos? Sí, son sinvergüenzas” Ahí creo que micciona fuera del tiesto y puede perder parte de la audiencia de El Intermedio. Entre los 11 millones de votantes seguro que los hay muy sinvergüenzas, más o menos en la misma proporción que en el resto de partidos, a no ser que se refiera a los políticos populares, de los que cabe la misma reflexión: son una minoría aquellos que desconocen el color de la vergüenza.
Hay que huir de los radicalismos, tanto Wyoming como los chicos de la prensa de la ultraderecha, los llamados jinetes del Apocalipsis. Y discernir bien entre lo público y lo privado: si Aznar ha sido atacado por algún tipo de salmonella y está aquejado de una gastroenteritis aguda, en las redes sociales no se deben hacer chanzas acerca de esta circunstancia y reírse de que “se vaya por las patas abajo” (sic), porque eso le puede ocurrir a cualquiera.
En una la entrevista concedida a Jot Down el Gran Wyoming saca a relucir sus osados puntos de vista sobre algunos temas, y desde su acomodada posición invita a la gente a las revueltas: “(Frente a la política del PP),No hay que salir a la calle, hay que tomarla. El pacifismo no sirve de nada. El pacifismo y las concentraciones están bien, pero si viviéramos en una democracia real.
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