Son cosas de la nueva España, de aquella de la que abjura Mit Romney, el rival republicano de Obama ala Presidenciade Estados Unidos, cuando dice en el debate que los enfrentó que España malgasta el dinero de los impuestos de sus ciudadanos y “él no quiere seguir en ese camino”, lo que indudablemente contribuye a la mala imagen de España en el exterior, campaña que ha iniciado The New York Times en la que dice que somos un país de mendigos que hurga en los contenedores de basura.
Son cosas de la nueva España en la que proliferan por doquier personajes que no han hecho absolutamente nada, como podemos comprobar a diario en la televisión, que viven parasitando a otros famosos, y no nos referimos en esta ocasión a Belén Esteban, -11 años viviendo de largar del torero con el que tuvo una hija-convertida en princesa del pueblo aunque al parecer ya se le está acabando la cuerda, aunque esté siendo sustituida rápidamente por otros, como una tal Rosa Benito, expeluquera de la Más Grande, a la que incluso están proponiendo para una portada en Interviú, algo a lo que cualquiera parece poder acceder si contemplamos las pavorosas imágenes producidas por la antaño excelente periodista Mercedes Milá, que aparece en el el post de Pérez de Albéniz Choque de tranvías
El nuevo famoso, producido por los sucesos del 25-S, es un camarero de un café del Paseo del Prado, llamado Alberto Casillas, que se enfrentó ala Policía democrática que tenemos y a la que él ha comparado con la policia franquista, abriendo ostentosamente y “ostentóramente”, como diría el finado Gil, los brazos para proteger a un grupo de manifestantes de la policía, un gesto que le honra si hubiera sido un gesto espontáneo y servirse de él posteriormente como trampolín para hacerse famoso y cuasi un héroe del pueblo, masacrado por las Fuerzas del Orden y de la Seguridad del Estado.