No todo el mundo está de acuerdo con los festorros que se montan con motivo de estas celebraciones y en que se manejan datos económicos, como si el horno estuviese aun para bollos – en el sentido literal del término- , en la misma España, y en el resto del mundo, no digamos: se puede condenar a muerte a los individuos que se confiesen o sean acusados de tener esa condición. Ayer sin ir más se prohibió el atraque de un crucero gay en Casablanca “por miedo a que se pudiesen producir disturbios”, aunque en el fondo esté la prohibición expresa por el Corán de la sodomía.
En España se están dando tímidos pasos hacia la consecución de uno de sus principales logros, la consolidación del matrimonio entre personas del mismo sexo, entre homosexuales: la RAE ya ha admitido el término y a continuación, y al parecer, el Constitucional está a punto de avalar la ley que regula el matrimonio homosexual rechazando el recurso del PP.
Y la primera en no estar de acuerdo con ese exhibicionismo, al que consideran como un carnaval del estereotipo", es una parte muy interesada, la Confederación Española de Asociaciones de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (Colegas) , que muestra además su rechazo hacia el "uso partidista y comercial" del Orgullo porque, a su juicio, "el activismo por los derechos nada tiene que ver con carrozas, botellones públicos subvencionados y tangas".
El presidente de Colegas considera que las fiestas del Orgullo “mandan la irresponsable imagen a la ciudadanía de que la igualdad se mide no por la cantidad de proyectos sociales, sino por el número de carrozas, fiestas y espectáculos de circo" que hoy recorran las calles de Madrid."La igualdad real que el movimiento de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales reclama nada tiene que ver con el circo promovido por intereses económicos y partidistas que pagado con los fondos de todos los madrileños se desata cada año, provocando un daño incalculable a las políticas de integración y trabajo con las y los jóvenes".
Estos son los datos de la marcha o manifestación:
“Según los organizadores, alcanzó 1,2 millones de personas. La Policía Nacional redujo los participantes a 700.000, lo que no quita que entre la plaza de la Independencia y la de España, pasando por Cibeles y Gran Vía, no cupiera un alfiler.
Las 19 carrozas —cinco menos que el año pasado por la crisis, informa el Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid, COGAM— estaban preparadas para arrancar. Los flashes de los turistas no cesaban, sobre todo en la carroza de Osos por la Diversidad. “Somos muy llamativos”, explicaba Alex, un gay de 40 años recién llegado de México y aupado a la carroza. “Nos ves grandes y peludos, pero en realidad somos ositos de peluche listos para que nos abracen”
“ Los tambores se convirtieron en dueños de Alcalá. La gente bailaba en las dos orillas del asfalto a ritmo de batucada y gritaba para que los vecinos lanzaran agua con que refrescarse. La cabecera echó a andar liderada por Boti García, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Agustín López, presidente de COGAM, y líderes políticos y sindicales como Cándido Méndez, Ignacio Fernández Toxo, Elena Valenciano, Pedro Zerolo o Inés Sabanés.
Los transexuales paseaban sus nalgas y sus zapatos de tacón dejando que los espectadores se fotografiaran con ellos, encantados y orgullosos de su atuendo. Entre canciones se hacía el silencio, roto solo por los jóvenes LGTB que se desgañitaban con sus lemas: “Jódete Rajoy, yo me caso hoy” o “Ana, Anita, me quiero casar como tu hija en el Escorial”. Otros jóvenes aragoneses vestidos de luto se lamentaban por considerar que los recortes en Sanidad han afectado especialmente al colectivo LGTB, uno de los que más golpeados por el VIH”
Cerramos con unas opiniones del inclasificable Salvador Sostres, un conocido heterosexual de las filas de la caverna, no especialmente orgulloso de su sexualidad, excepción hecha de que haya contribuido a traer una hija al mundo:
“Si los "días de" son en general el síntoma de una anormalidad y de un fracaso, el día del orgullo gay es, además, una horterada. Ser homosexual es otra cosa, bastante más seria y respetable que esa colección de mamarrachos haciendo el ridículo por las calles de Madrid.
El desfile del orgullo gay no es ninguna demostración de libertad, sino un penoso espectáculo de incontinencia y degradación que denigra, sobre todo, a tantas personas homosexuales, inteligentes y de buen gusto, que de ninguna manera se pueden sentir representadas por esa tropa de locas y que seguro que se sienten ofendidas por la posibilidad de que alguien pueda asociar su condición sexual con este tipo de actuaciones”