
Sánchez Dragó se ha permitido llamar cobardes e ingratos a los españoles que han abandonado Japón
después del tsunami y de los problemas con las centrales nucleares:
“una espantada, sencillamente ridícula, una muestra de cobardía,
ingratitud y falta de sentido común”
No tenemos noticias de que tachara de nada a ESPE cuando huyó despavorida de Bombay
después de que el hotel en que se alojaba fuese atacado por un comando
terrorista. Lo hizo en compañía de cuatro de sus colaboradores y dejando
atrás al resto, unos quince entre los que había dos heridos leves. La
rueda de prensa que dio, ya en Madrid, fue épica y patética, sobre todo por las deslavazadas explicaciones que dio y por su torpe aliño indumentario en el que destacaron con luz propia unos calcetines quinceañeros.
Claro que por aquella época trabajaba Dragó en su televisión y ahora mismo está haciendo de enviado especial de Tele Madrid. Como se decía y se dice por mi tierra, este es otro que “come de la olla grande” –del dinero público- y por tanto no iba a morder la mano que lo alimenta. Será un golfo, un degenerado -Justificaciones de Sánchez Dragó ante las acusaciones de pederastia - pero no tonto.
No han tardado en lloverle las críticas, algunas muy autorizadas como las de la sección sindical de UGT ‘Sálvemos Telemadrid’ que se ha sacado de la manga un divertido post: -Nuevo desastre en Japón: Sánchez Dragó en Kioto- que resumimos:
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