Javier Arenas y el método losantiano

No le pega a Arenas el utilizar el método losantiano- el que utiliza“lozanitos”, de descalificar por descalificar, el de decir la mayoresburradas aunque cada vez a mayor precio- y en este caso lo ha utilizadocontra su contrincante políticoen Andalucía, Manuel Chaves, del que ayer dijo que, desde que ganó laúltimas elecciones, además de estar casi desaparecido,”lo único quehace es mentir”. Arenas es un buen tipo al que podríamos calificar comoel “pulidor de la política”, y si no sabe lo que significa esto que se lo pregunte a su jefe de filas, gran aficionado al ciclismo. Arenas goza de buen humor:en las últimas elecciones, en un mitin que dio en calle Larios deMálaga y seguramente para desmarcarse del eterno bronceado zaplanesco,que luce tanto en enero como agosto o de la jet set marbellí queasimismo lo luce todo el año, dijo que el envidiable aspecto que élmismo presentaba no se debía a que tomaba el sol playero sino a que:
-Lo mío es de nacimiento. Yo nací así de “renegrío”.
No es que veamos bien que durante largos lustros don Manuel sea casiun virrey en Andalucía, con su fiel escudero Zarrias, que anda haciendo estado o autonomía en el extranjero, Cuba, Marruecos,etc, sinque salten las alarmas en la prensaderechizante, lo que sí sucedería si el terco Ibarreche o el galán Máshicieran lo propio, no es bueno que los gobernantes se eternicen, perohabría que convencer antes al puebloandaluz, como Rajoy parece que está a punto de conseguir en el resto deEspaña en su eterno viaje al centro, con la eliminación de los jabalíesque a su derecha le hacían la vida imposible y con la brutal crisiseconómica que asola al zapaterismo y de paso a sus 45 millones degobernados. Convencerlo por las buenas y no mediante el libelo que tanbien practican algunos medios, entre los que destacan LD, sobre lascorruptelas chavistas en Andalucía en las que estarían implicados él,toda su familia y los más allegados. Algo parecido a lo que podríaestar pasando en el País Vasco con la red de influencias que se han idoconsolidando con el paso de los años, ante las cuales el caso JuanGuerra o el “caso Cacerolo” serían episodios risibles. Pero las cosashay que demostrarlas y no sembrar sospechas.
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