
Pronuncia el académico de la Lengua y muy exitosonovelista Arturo Pérez Reverte tan llamativa frase, dicha, como casisiempre, en sentido figurado y aunque lo fuese sensu stricto él es de los pocos que dicen en este país todas lo que se le viene a las mientes y para lo que parece tener patente de corso,algo que celebra cada semana su legión de seguidores: en el fondo hastala más remilgada beata y/o el exquisito de turno agradecen sus excesosverbales, su desgarro literario, que no son sino reflejo cómo contemplala vida.
Y la pronuncia con motivo de la presentación de su nuevo libro, El asedio, en el que arremete, como en él es usual, contra todo lo divino y humano, en especial contra la Ley de Memoria Histórica,la que tiene a Garzón contra las cuerdas y a punto de ser noqueado pormisteriosas fuerzas-que todos conocemos-, porque considera que “Españaes un país gozosamente inculto, deliberadamente inculto, que inclusoalardea de ser inculto, y con gente así, hacer esa ley de memoriahistórica es ponerle una pistola en la mano”, “atribuir los males deun período a cuatro fascistas y dos generales es desvincular laexplicación y hacerla imposible”, Que un político analfabeto, sea delpartido que sea, que no ha leído un libro en su vida, me hable dememoria histórica porque le contó su abuelo algo no me vale para nada”.
Y tiene el siguiente juicio acerca de la memoria ydel calificativo de histórico con un uso tan pernicioso en política,como cuando algunas regiones españolas se consideran “históricas”dejando a las demás como meras invitadas al reparto del botín: todo unespectáculo grotesco de políticos catalanes, gallegos y vascos para losdemás que tienen milenios de historia, (Cádiz por ejemplo):
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