

No me voy a referir a los líos económicos en que Urdangarín se ha metido y de los que, previsiblemente, tendrá que responder ante la justicia, sino al ser humano y a su familia a los que hay que presumir inocentes hasta que no haya sentencia judicial. Y es que me ha dado grima y vergüenza ajena el verlo correr a calzón quitado, huyendo como si fuera un tironero, por las calles de Washington, perseguido por las cámaras de tele 5, y por la ¿periodista? Paloma García Pelayo, de los García Pelayo de toda la vida, vividores de la prensa del corazón.
O ver a la infanta Cristina, igualmente
acosada en el super del barrio, en un estéril intento de obtener alguna
declaración.Ambos casos se encuadran en un programa de Tele 5, Iñaki y Cristina responden, fallido a todas luces, porque no ha habido respuestas. Sin embargo-ahí está la habilidad – han estado casi cinco horas hablando de la nada, por mucho que el santón del mundo rosa, el pseudomonárquico Jaime Peñafie, haya estado presente. O la únicas respuestas han sido que Urdangarín dijera “no hablo” o la infanta («Lo que quiero es que me dejen vivir tranquila, ¿vale? /…/ Estamos intentando llevar una vida normal y ustedes no nos dejan /…/ ¿Creen que se puede vivir así?».
Antes la cadena que tiene enamorados a millones de españoles había intentado calentar los ánimos con una voz en off que clamaba: «¡Hemos viajado 6.000 kilómetros en busca de respuestas! ¡Declaraciones exclusivas de la Infanta! ¡Iñaki nos ha decepcionado mucho! ¡Ha tenido una reacción impropia de un miembro de la familia real española «¿De qué tiene miedo Iñaki? /…/ ¡Iñaki huye literalmente de nuestras cámaras! /…/ ¡Corre despavorido por las calles de Bethesda!»
Hay más sobre tele 5, aunque ahora le cedo el dudoso honor de hablar sobre la cadena a Pérez de Albéniz en un post, “Casquerías”:
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