Las imágenes que ilustran el post son indicativas de que, a veces, el ejercicio de la política mejora al individuo por lo menos en el aspecto físico y éste dicen que es un reflejo de la armonía interior. Y si no observen el caso de Francisco Correa, el árbol caído y amigo de tanta gente del PP, cuando estuvo en la escurialense boda de Agag- Aznar, todo elegancia y distinción a lado de su espléndida hoy-¡ay!- ex mujer y las fotos que han trascendido ilegalmente de su ficha policial: una y otra reflejan estados de ánimo distintos, al lado de Soraya Sáenz de Santamaría, que ha hecho el camino inverso.
En una aparece un tanto oronda (1) , algo explicable por las muchas horas que pasa un opositor “amarrado al duro banco” quemando sólo energía cerebral y no los excedentes calóricos que se van depositando arteramente por todo el cuerpo, sobre todo en las posaderas: pero una abogacía del Estado bien que merece tal sacrificio y no todos lo consiguen.
Después, elevada de rango político por su mentor Rajoy , y disfrutando de su portavocía en el Congreso, donde de comporta como enfant terrible del PP en sus rifirrafes con la algo menos agraciada María Teresa Fernández de la Vega, también hace poco modelo de Vogue, la ViceVogue losantiana.
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