

Los que son de una generación que durante 40 años padeció la propaganda del gobierno salido del golpe de Estado, de los campos de batalla y de una eficaz depuración del enemigo, que fuela Españavencida, difícilmente puede contemplar con imparcialidad la figuras dela Pasionari o de Carrillo: a ambos solo le faltaba el rabo para ser la encarnación de Satanás. Cuando murió el Innombrable y se incorporaron ambos a la vida política ya se nos presentaron como seres normales, con su ideología a cuestas, con su pasado lleno de luces y de sombras, teniendo en cuenta que vivieron una contienda civil en que todos cometieron o hicieron que se cometieran desmanes y Carrillo lleva el sambenito de Paracuellos por mucho que diga que aquellos fusilamientos fueron cometidos por gente incontrolada, versión que quizá convenga a muchos admitir, a la vista de que en el otro bando se cometieron muchas más atrocidades, para endosárselas a los incontrolados en vez de aquellos tribunales que pretendían dar legalidad a sus crímenes.
Por ello es mejor hablar mejor de lo bueno que posteriormente hicieron en la Transición política de la dictadura a la democracia, algo reconocido hasta por el Jefe del Estado cuando este ya está de cuerpo presente: ”una persona fundamental para la democracia” y por la clase política que elogia al unísono a Carrillo
Después hay versiones de todo tipo sobre su figura, desde la adobada de humor de Matías Vallés: : Carrillo fabricó la España que no quería
“El tabaco me está matando tan lentamente que a veces me aburro un poco”. Así hablaba Santiago Carrillo con 88 años, las cajetillas ya pueden incluirlo en la lista de víctimas. De no fumar, habría podido vivir hasta los 110. Es el entrevistado más despierto que he conocido, una impresión personal con traslación política. A través del teléfono, era innecesario repetirle o precisarle ninguna pregunta. Respondía de inmediato, pausado pero sin pausas. Los síntomas de alguien que conoce perfectamente su papel en la Historia.
Continúa leyendo...