No nos debe extrañar que en Europa se reciba más bien regular la presidencia que por turno le toca a España y cuya cabeza visible es
Zapatero aunque el medio más ruidoso ha sido The Economist cuando habla en nombre de Europa diciendo que ésta se burla de que el ZP aconseje sobre la recuperación económica, idea que había partido el día antes Financial Times. Parece que los ingleses son los menos indicados para darnos consejos o criticarnos, con el país paralizado por el temporal y sumido en una grave crisis económica. Lo que deberían hacer es devolvernos el Peñón algo que le permitimos porque con sus divisas turísticas son los que más nos ayudan a equilibrar la balanza de pagos.
No nos debe extrañar que se critique tanto a España, primero porque siempre ha sido así por muchas razones que sería prolijo enumerar y segundo porque desde
dentro hay un descojonamiento generalizado por parte de las fuerzas opositoras y de cierto periodismo al servicio de la caverna mediática hacia la figura del actual presidente del país, curiosamente elegido por la mayoría de los ciudadanos y no mediante un golpe militar como en tantas ocasiones ha ocurrido.
Sólo pondré dos ejemplos de estos ingeniosos y divertidos plumillas aunque en una sola dirección:
Antonio Burgos dice las siguientes gracietas, entre otras, sobre el Presidente: “En la inauguración de la
presidencia europea de turno de España gracias a nuestros grandes méritos en el orden alfabético, nadie desplegó una pancarta recordando el numero de parados y la millonada que van a fundirse en esta tontería semestral: 100.000 euros sólo en corbatas para los gachós y pañuelos para las gachís. Fue peor. El ecologista Visa Platino español que se coló en Copenhague no suplantó a nadie, pero en Madrid se les ha colado Mister Bean otra vez, se ha puesto donde ZP, y nadie se ha dado cuenta”
“Mister Bean se les ha colado esta vez en persona, suplantando a ZP. Y también se les ha colado César Cadaval, el Moranco, suplantando a Durao Barroso. Total, como César y Durao son igualitos, igualitos, y los guardias ya no se acuerdan de quién se fue de rositas en la foto de las Azores aun siendo el huésped de la reunión de Bush con Aznar y Blair, no repararon que era el Moranco quien estaba allí. Así que el único auténtico en los fastos inaugurales era Van Rumpuy, ese belga que tiene nombre de centrocampista de fichaje de invierno y pinta de obispo de provincias de la Conferencia Episcopal.
Sólo así, con estos dos cachondos en el papel de ZP y en el papel de Durao Barroso, se explica la Charlotada Europea de Madrid. Si hubiera sido el verdadero ZP, sin suplantaciones, como es una persona sensatísima y nunca dice ninguna tontería, jamás se le habría ocurrido, con cuatro millones de parados a sus espaldas, anunciar que España va a arreglarle a Europa la crisis, ay, que me meo de risa, que diría Marujita Díaz. Si hubiese sido el verdadero ZP y no Mister Bean suplantándolo, conocedor y causante de nuestro déficit público, no habría contado ese chiste tan bueno: España multará a los Estados europeos que no cumplan los objetivos
económicos de la Unión, ay, Marujita, que me vuelvo a mear, ¿dónde está el baño?”
Y Pablo Molina, de la cuadra de Losantos, aunque sin la “grasia” cañí del sevillano:
“Los Reyes Magos le traen a Europa un Zapatero”
“La prensa internacional ha sido poco obsequiosa con nuestro Zapatero porque las expectativas despertadas por el personaje para dirigir la recuperación económica del continente son, digamos, moderadas, de ahí que el veredicto de los medios de comunicación europeos sobre la
presidencia zapateril oscile entre la irrelevancia supina y el descojone padre, aunque quizás los que se engolfan en esta última postura sean más numerosos.
. En todo caso, tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, engendro antiliberal pergeñado por los políticos a espaldas del pueblo (por cierto, como el nuevo estatuto de Cataluña, que tantas satisfacciones nos va a proporcionar en cuanto el TC ponga el huevo), la capacidad de Zapatero y Moratinos para provocar destrozos irreparables en las instituciones europeas se va a ver seriamente constreñida. Es muy injusto, porque la Unión de Repúblicas Socialistas Europeas creada en Lisboa merece precisamente tener de presidente a alguien como
Zapatero, a poder ser durante un lustro y en régimen de dedicación exclusiva”