De vez en cuando, en la mañana del sábado, y a modo de desintoxicación de las noticias que nos proporcionan nuestros políticos, tan pintorescas como la que ayer daba un lanzado González Pons hablando de Zapatero como un especulador con las ilusiones de los pobres o de Arzalluz en una colecta recaudatoria de fondos para pagar una multa, encabezando una iniciativa que pretende abonarla y que el militante del PNV, Alejandro Aramburu, debe pagar al miembro del Foro de Ermua, Antonio Aguirre, al que propinó una patada en los testículos a la salida del TSJPV, hablamos de los programas del corazón, que no son mancos a la hora de tener clientes, en concreto Donde estas corazón anoche en el minuto de oro , a las 23:39 horas registró un 28,2% de cuota y 4.210.000 espectadores.
Pues bien, y aunque no pudimos verlo en su totalidad sí fuimos testigos de que el invitado estrella fue Julián Contreras Ordóñez, que reaparecía después de dos años “retirado para crecer personalmente”. Un extracto de lo más importante que dijo y que le hicieron decir está, de su propia boca de actor en ciernes, en los dos vídeos colgados.
En los minutos que presenciamos del programa, no todos los que hubiéramos deseado, todo tiene un límite, asistimos a unos penosos instantes en que dos de los periodistas estaban siendo maquillados, uno responde al nombre de “Gustavo”, travestido de algo parecido al conde Drácula, la otra la Patiño, a la que también estuvieron trasformando. Nos perdimos cómo hubiera quedado el gurú Mariñas, aunque si fuimos testigos de la tierna escena en que él y Julián Contreras jr. estuvieron recordando y hablando de Carmina Ordóñez, en donde hubo llantos-los de Mariñas, en el camerino-, además de algunas tiernas confidencias sobre ellos mismos y Carmina y de noches de vino y rosas pasadas en Marrakech, de lo que también fue testigo perplejo Jaime Cantizano, el ejecutor de tantas escenas estremecedoras, en unión de 4.210.000 espectadores, que para sí quisieran Rajoy y Zapatero en sus mítines.
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