
No íbamos a reseñar más el sórdido asunto de la pederastia
en el ámbito eclesiástico cuando hemos sido tentados por las
intervenciones de estos dos primeros espadas de la provocación y de
distinto signo. El sagaz lector ya habrá adivinado que nos referimos a
la chica del Raval y al iluminado Pío Moa.
La primera escribe el artículo Vaya cínicos”
en que compara a la pederastia con el caso Gürtel por interpretar
“torticeramente las leyes de los hombres y las palabras de su Dios”,
responsabilizando a Benedicto XVI: “Al Papa le tengo ganas”, “o Ratzinger es un ignorante, que no lo es, o es más malo que un dolor, hay que tener la conciencia aparcada en un spa en Baden-Baden para, llegado el momento de hablar de los pederastas de su camada, recurrir a las palabras que Cristo pronunció para defender a una mujer adúltera”.
Maruja lógicamente lleva el agua a su molino y omite las palabras que el Papa dirigió a los pederastas de la iglesia irlndesa:
“Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos.
Tag: sociedad
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