
A la vista de lo que supone para Pilar Rahola la Navidad “ es la tradición y la tradición es algo profundo, que nos liga a la identidad de siglos, Elogio de la Navidad
también porque nos merecemos algún paréntesis en el frenesí cotidiano,
un retorno a la profundidad de emociones que laten bajo la piel de los
nuestros. Quizás para recordar que vivir es darse cuenta de que vivimos.
Y sobre todo, elogio desmesurado, encantado, entusiasta de la familia,
esa muleta para ir derecho por la vida, esa red que recoge nuestros
rotos, ese espejo que nos retorna los sueños. La felicidad nunca radicó
en el yo, sino en el nosotros, la mesa de Navidad, con sus quejíos y sus
querencias, resulta ser algo parecido a la felicidad. Por lo que es y
por lo que somos, gentes asustadas que perdemos el miedo cuando amamos y
sabemos que nos aman”
vemos lógico que cargue contra los que abominan de ella: contra los “ pijoprogres
que opinan que es un despilfarro, que si el hambre del mundo, que si el
capitalismo consumista y que suelen irse a llorar su letanía salvadora a
su magnífica casa ecosostenible de la Cerdanya, los hay incluso que
hablan de la multiculturalidad , indignados por la maldad de mantener
una tradición cristiana, cuando tendríamos que celebrar todos el
Ramadán. Ya saben, aquello que he escrito alguna vez de que los hay que
ven a un cura católico y tienen un sarpullido, pero ven a un imán y
tienen un orgasmo. Finalmente, están los intelectuales,
demasiado elevados como para permitirse las debilidades humanas. Esta
última especie es, por lógica, la que más escribe, comenta y frecuenta
los micrófonos del pasotismo navideño. Entre unos y otros, asegurar
públicamente que la Navidad es un gran invento, resulta una pequeña
tortura.”
Tag: política
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