
Y me refiero al esplendor tabernario de su verbo, a
la claridad meridiana con que expresan sus opiniones. Incluso a este
trío, para ser fieles a la cuota podríamos añadir a Sostres, con lo que el post quedaría más completo y estaría a la altura de la nueva moda del mal hablar en los medios entendiendo `por mal hablar la constante referencia a los órganos sexuales, en este caso los masculinos y femeninos mezclados, aunque la autoría sea de las dos damas reseñadas, Alaska y Pajín –qué dirían de su actitud o qué poco sirvió el esfuerzo con que la Sección Femenina o las Madres Ursulinas o Irlandesas se aplicó en la formación de sus madres-. A los dos varones mencionados les dejaríamos los exabruptos ideológicos, Sardá sobre todo, porque Sostres, considerado un degenerado por muchos -“A mi me gustan las chicas jóvenes, cuyas vaginas aún no huelen a ácido único”- - y por sus aficiones al menoreo, juega a todo tipo de bandas.
Y vamos al grano: Pajín, en el tono prepotente que le otorga la
consolidación en el gobierno zapateril: “La ministra puede nombrar a
quien le salga de los cojones”
Y Alaska hablando de la cadena Intereconomía:“Si tengo una cadena hago lo que me sale del coño. Con la ley en la mano cada uno que diga lo que quiera”
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