Un avión contamina la atmósfera como 24.000 coches. ¿Tomarán los ecologistas estos vuelos que tanto perjudican la biosfera?
Es una pregunta que nos hacemos de vez en cuando dado el masivo tratamiento que están teniendo los asuntos de la ecología, del cambio climático y las consecuencias de las emisiones de CO2 a la atmósfera junto con el calentamiento global y la capa de ozono. Todos lo vuelos que anuncian a Cuba, Santo Domingo, Punta Cana, el Caribe en general, si son exclusivamente para bañarse en el mar parece que no tienen razón de ser habiendo también buenas playas en el vecino Marruecos, Túnez o en la misma Europa: hay que recorrer unos veinte mil kilómetros, ida y vuelta, eligiendo tales destinos llamado paradisíacos.
Si los viajes, tienen además, como se dice en algunos reportajes, una motivación de tipo sexual, estos viajes contaminarían doblemente al ir cargados además de contaminación moral de la que en este caso no serían culpables los aviones sino los pasajeros que proceden de países menos permisivos con esas acciones constitutivas de delito al tener como objetivo a menores de edad que en ocasiones son obligados a prostituirse por la precariedad económica en que viven sus familias.
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La contaminación de los vuelos transoceánicos de placer