
Después de millones de años de evolución hemos de convenir en que el órgano del cuerpo de los homínidosque ha evolucionado más y mejor es el cerebro. Esta profunda reflexión me la ha inspiradoMiguel Carcaño, el asesino confeso de Marta del Castillo: su mente está consiguiendo hacerse impenetrable para los aparatos de un Estado que desde los tiempos de Grecia también han evolucionado lo suyo mas no han conseguido que un joven con aires de mequetrefe deje de hurtarles la verdad que forzosamente debe ser única, como los hechos que rodearon la muerte de Marta.
Solo aquellos que permanecen anclados en la Edad Media creen que con la tortura podría aflorar la verdad pero esta, al menos formalmente, es ilegal practicarla en España. No es de recibo propalar la idea de que si se hubieran seguido los viejos usos, encierro a solas en una habitación ad hoc de policía y delincuente, ya Miguel Carcaño hubiera cantado no solo La Traviata sino qué hicieron con Marta de principio a fin, porque colaboradores necesarios los hubo, aunque no para nuestras señorías, al parecer.
Mientras tanto, el asesino, que ha tenido humor para dejarse una larga melena –al igual que hizo el Cuco- se burla incesantemente de todos dando ¡ hasta siete versiones ¡ de los hechos:
1ª, dejó a Marta en su domicilio la tarde de su desaparición y negó cualquier vínculo con el crimen.
2ª. mató a Marta con un cenicero
5ª De nuevo, el cenicero y negó haber violado a Marta.
6ª Incluyó que mató a Marta tras discutir por la relación que ambos habían mantenido.
Y 7ª, por el momento: mató a Marta su hermanastro Javier Delgado con un culetazo con su pistola.
Continúa leyendo...