
Si bailar el agua es, más o menos, halagar, adular,someterse o adelantarse a los deseos de otro, estas acciones son la queatribuye Javier Borderías, alumno del Colegio Asunción Cuesta Blanca deMadridcuando al leer el artículo 28 de la Constitución, que reconoce elderecho a la huelga de los trabajadores, a los sindicatos españoles,cuando finalizada la lectura afirma: “Me da pena y vergüenza que lossindicatos no ejerzan este derecho en los tiempos que corren y que sedediquen a bailar el agua al señor presidente del Gobierno”.Le retiróla palabra la vicepresidenta primera del Congreso, Teresa Cunillera:“Nunca pensé que tendría que quitar la palabra en este acto”.
Esta expresión ha suscitado muchos comentarios pero el que se ha lucidonaturalmente ha sido Antonio Burgos, al que le gustan menos lossindicatos que a ESPE Aguirre, que ya es decir, construyendo unartículo lleno de ingenio en el que pone casi a parir “ese CándidoMéndez” que ha sido su cabeza de turco, y así se ha metido con suaspecto físico y con su pinta que viene a ser casi lo mismo: “con elcuerpo que tiene como para descargar sacos de cemento en el muelle, conesa pinta de no haberla doblado en su vida como buen liberado sindical,cuya defensa de los trabajadores y de los 4 millones de currelantes queno pueden ejercer de tales, empieza y termina en no ponerse la corbata”
Del verbo bailar ha sacado el sustantivo bailarines, ha cambiado denombre los complementos y así le ha salido un llamativo título a partirdel metafórico bailar el agua: lo demás ha sido coser y cantar yescribir desde Belén Esteban, al parecer su musa recurrente de untiempo a esta parte:
“HASTA que Belén Esteban regrese con su ITV nasal hecha y habiendodejado las bolsas de los ojos en la consigna de Hipercor, estábamos sinVoz del Pueblo, esa forma casi helvética de democracia directa quesurgió en los platós y que de vez en cuando recordaba:
- Zapatero, ¡las vacunas!
Belén Esteban no está ni se le espera hasta que dé las campanadas”
Tag: políticaComparte este artículo
Continúa leyendo...