
El número 7 para los teósofos es el número del Universo porque creen que los ciclos cósmicos están gobernados por 7 rayos a través de los que discurre todo lo existente bajo el sol. Bien, dejémosla estar ahí a esta teoría tan particular como muchas de las que circulan por ahí dimanadas de la imaginación humana, tan portentosa en ocasiones: milagros de la evolución del cerebro que tiene todavía mucho recorrido por delante, salvo las catástrofes que nos anuncia Al Gore, si no rectificamos a tiempo: hay que ver la gasolina que hay que quemar para ir a Cancún cuando en Cádiz hay tan buenas playas.
Otros dicen que el 7 es un número cabalístico aunque esto lo creen solamente los chamanes ,los vividores a costa de estas historias, los echadores de cartas que veinticuatro horas al día y a través de los números 800 y por cientos de televisiones locales esquilman el débil patrimonio de miles de personas lastradas por la superstición y la ignorancia, los adivinos de acentos rioplatenses o de procedencia indefinida, con la faz de cemento armado, pero muy pillos, ya que viven muy bien y algunos elegidos frecuentan todos los saraos o llegan a ser los adivinos de guardia de la antaño considerada jet set que ahora más bien ha devenido en la ave -set, ya que corren tiempos de vacas flacas para los que viven del cuento, de manera que muchos ya se han arrojado directamente al arroyo que las cloacas de los hormigueros de todos los colores van formando y cada vez con menos capacidad de maniobra porque son muchos los que quieren tarifar y pocos los elegidos.
continúa en...
Los siete magníficos del 78 (1)