La Ley de Seguridad Vial pudiera enfrentar al Reino de España con la Santa Sede

Una vez solucionado el conflicto que provocaba el incómodo JimenezLosantos con sus ataques indiscriminados desde la COPE a personas quedespués iban con quejas a la Santa Sede, con la expulsión del locutorde la citada emisora, pudiera ocurrir que la Ley de Seguridad queprohíbe conducir después de haberse tomado más de una copa, bajo losefectos del alcohol, abriera nuevos frentes con el Vaticano.
Antes se daba por sentado que el cura, después de oficiar la SantaMisa, se quedaba plácidamente en las estancias parroquiales en las queseguramente después del ayuno obligado degustaría un buen chocolate conpicatostes servido por la sobrina o las complacientes beatas de turno.
Ahora, no. Ahora el oficiante se tiene que poner el mono de trabajo y coger el ¦0¦o la moto y recorrer tres o cuatro pueblos para celebrar la misa, conlo que, al final de la mañana, pudiera llevar en el cuerpo tres ocuatro copas como mínimo, ya con una tasa de alcoholemia notable ysiendo una fácil presa para la Guardia Civil, la Ertzaina , los mossosd’esquadra o cualquier municipal recto: el dogma de latransubstanciación dice que el vino se convierte en la Sangre de Cristo pero se le olvidó, de camino, quitarle los grados al alcohol.
La única solución que vemos al problema es doble: o la Iglesiacatólica incentiva a los jóvenes para que llenen de nuevo losSeminarios y se sientan atraídos por la castidad vocacional u obligar aesos pueblos dispersos a que oigan misa cada tres o cuatro semanas, oque autorice a usar el vino sin alcohol, que ya ni es vino ni es nada,como se sabe, e iría en contra de las Leyes de la Iglesia.
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