
Antes de nada esta consideración: el nombre de huelga general consistente en que nadie acuda a su puesto de trabajo, puede venirle muy ancho a lo que mañana se va a desarrollar en España en la que hay cerca de 9 millones de pensionistas, cerca de 5 millones de parados, más de la mitad de la juventud en paro. Va a ser por tanto una huelga inofensiva por mucho que se lleven las manos a la cabeza la patronal y el actual gobierno, (la oposición, como maniobra de desgaste, lógicamente la apoya) y por las dudas que, ante la crisis que nos asola pueden tener los que actualmente trabajan porque se le descontará del sueldo no solo la jornada dejada de trabajar sino además la parte proporcional de pagas extraordinarias, si bien ésta se deduce cuando corresponda realizar el abono de dichas pagas.
Ese derecho a la huelga que ampara la Constitución está además muy mal visto por gente con muy poca vergüenza: me permito emplear este término quizá mal sonante a la vista de que uno de los gurús de la comunicación Carlos Herrera lleva varios días llamando “sinvergüenzas” a los de la Junta de Andalucía, incluido su Parlamento, que el día 14 no van a ir a trabajar. Si se lo llaman a él, un incondicional del capital, tendrá que aguantarse. Caso de Sostres, que culpa a la gente de lo de las hipotecas:
“Lo que ha fallado en España no ha sido el sistema, ni los bancos, ni las hipotecas, sino la gente. La gente que ha estirado más el brazo que la manga sin ningún tipo de reparo, la gente que ha firmado hipotecas como si firmara autógrafos, sin leer la letra pequeña ni la grande, la gente que se han endeudado con total frivolidad, muchas veces para irse de vacaciones o para comprarse un coche o una tele de mejor gama; la gente que se ha creído que teníamos derecho a todo y gratis”
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