La Comunidad valenciana, tan fecunda en cítricos, tan admirada por su fiestas falleras y de moros y cristianos, no deja de ser también digna de atención por los hechos menos dignos de admiración que protagonizan los políticos que gobiernan en ella.
Así ayer Carlos Fabra, político imputado por nueve delitos de corrupción, que llevan cinco años de retraso en su resolución, volvió a ser elegido presidente del PP castellonense y por sexta vez ayer en Peñiscola, con el 98’8% de apoyos, además del respaldo inequívoco de Camps y de medio Gobierno autonómico. Eso sí, ha prometido que ésta sería su última travesía y nadie se tendrá, de nuevo, que hacer cruces ante la séptima. Ha prometido, como no podía ser de otra manera, “lo mejor de sí mismo”.
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