
El juez Garzón está siendo juzgado, según todos los indicios, por intentar prevenir un delito mediante unos pinchazos telefónicos de las conversaciones entre los peces gordos de la trama Gürtel y sus abogados, actuación que estaba bendecido por la Policía Judicial y la Fiscalía Anticorrupción. Pero las cañas se le han vuelto lanzas de manera que los abogados de los presuntos delincuentes han conseguido sentarlo en el banquillo, con la oposición de la Fiscalía, acusándolo de prevaricación y pidiendo para él 17 años de inhabilitación, lo que resulta como poco sorprendente.
El que el juez estrella esté sentado en el banquillo ha llenado de satisfacción a muchos, entre los que sin duda está elPartido Popular que no veía con buenos ojos las investigaciones del juez a tantos cargos autonómicos, municipales y de la dirección nacional . Hay que recordar que el cerebro de la trama Gürtel Francisco Correa,había merecido ser invitado a la boda de la hija del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, en el monasterio de El Escorial.Los negocios de Correa basados en la obtención irregular de contratos públicos tenían amplio cobijo en la Comunidad de Madrid y más tarde se ampliaron a la valenciana ante la más que amigable acogida del Gobierno de Camps. Garzón, como los jueces que le han sucedido en la investigación del caso Gürtel, no ha sido santo de la devoción del PP, que no le ha ahorrado ataques, tanto dentro como fuera del proceso.
En esta aversión al juez Garzón han acompañado al PP lo más granado y envilecido del facherío mediático de entre los que destacaremos a Jaime González, nada menos que jefe de Opinión de Abc, además de colaborador gatuno de IbterconomíaTV, describiendo a los amigos de Garzón que habían acudido apoyarle como “el club de la comedia, ojos en blanco, pérdida cognitiva, hiperestesia, convulsiones y, como remate, el éxtasis” cuando apareció Garzón. Pero el que se lleva la palma por méritos propios es, como no, Carlos Dávila desde La Gaceta, siempre al borde del colapso y del frenesí: en la.“La catervita garzonera” afirma:
“Causa horror que una caterva (pequeñita, pero caterva al fin) de jueces, fiscales y abogados haya arropado a Garzón, entre insultos al Supremo, el primer día de su juicio por haber ordenado escuchas ilegales a abogados. O sea, una transgresión abyecta de la legalidad les parece a Pedraz y compañía algo perfectamente aceptable. Pánico da caer en manos de estos personajes de la izquierda radical y judicial. Tan sectarios como su patrocinado, pueden utilizar procedimientos abominables como Garzón para enterarse de lo que un letrado habla con su cliente. El Consejo General del Poder Judicial debería actuar: ¿o es que a Dívar le resulta indiferente que la catervita garzonera sirva de coro a los ‘zejudos’ que blasfeman contra el Supremo?”
Tag: política
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