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Son los tres
nuevos adalides del anacrónico independentismo catalán, plenos de oportunismo y
de los que hago una breve semblanza. Hay algunos más por ahí pero están en
fase de desconcierto ante la proximidad de septiembre. La metáfora de las
ratas abandonando el barco está a punto de ser usada de nuevo y abundantemente.
Es Karmele Marchante, una de
las más notorias representantes de la televisión basura que asquea por igual a
sus compañeros y detractores, otra de las nuevas musas del
independentismo catalán
Si hace una semana
protagonizaba un anuncio realizado por la plataforma Ara es l’hora para “perder el
miedo a la independencia”, en esta ocasión se convierte en reclamo de la Asamblea
Nacional Catalana para la movilización en favor de la opción separatista.
La ANC, que se ha integrado a la candidatura conjunta de
Convergencia y ERC, propone a los ciudadanos a través de lasredes sociales que asistan a un evento en el
que podrán hacerse un ‘selfie’ con la colaboradora de Sálvame e incluso
preguntarle todas las dudas que tengan sobre el proceso independentista.
Karmele Marchante,
famosa en España sobre todo por hacerse merecedora en Tómbola, la génesis de
todas las basuras televisivas, frente a la feroz competencia de Sardá en
“Crónicas marcianas”, especializada sobre todo en denigrar a los famosos a
diario, Rocío Jurado es el ejemplo, de la expresión “Que te calles, Karmele”, y
que acude a diario a Madrid a por la pasta que le proporcionan en Salvame, ha
declarado:
“Yo estoy por la desobediencia civil. Arriesgarme no, implicarme y
que las cosas se vean de otra manera. Que se pueda vivir de otra
manera y desobediencia civil si no se nos da lo que pedimos, que es nuestro”.
La monja es la religiosa
argentina afincada en Cataluña Lucía Caram, convertida en una furibunda
activista política, ve a Dios, además de en los pucheros, como Santa Teresa, en
las tertulias políticas, y además lucha por la paz social en España por lo que
se ha convertido en independentista y admiradora de Mas, del que se dice
enamorada. El visionario le devuelve su adhesión alabando públicamente su
“coraje, valentía, serenidad y la sabiduría”.
Y de Juanjo, que se quedó en
la estacada aspirando a ser el Robert de Niro español, solo diré lo que le
endilga su otrora amigo Ramón de España:
“Fuimos amigos hace mucho
tiempo, en otra vida, cuando él aún estaba bien de la cabeza y aspiraba a ser
el mejor actor de su generación. Era un gran tipo, tenía sentido del humor y
simpatía a raudales y pasaba olímpicamente del nacionalismo. En cuanto pudo, se
fue a Madrid y hasta asistió a unos cursillos para deshacerse por completo del
acento catalán. Las cosas le fueron bien hasta que dejaron de irle bien. (…) La
ausencia del triunfo total al que aspiraba sin éxito empezaba a pasarle factura
mental. Por Madrid empezaban a correr insistentes rumores de que le faltaba una
patata para el kilo. Parece que en los rodajes, si le dejaban, le decía al
director dónde tenía que poner la cámara y a los demás actores cómo sacarle el
mayor partido a su personaje. Vamos, la mejor manera de conseguir que tu
teléfono deje de sonar.(…)
No hace mucho, Juanjo volvió a
Barcelona porque ya había quemado todas las naves en Madrid. De la noche a la
mañana se hizo independentista y empezó a dejarse ver en actos de Esquerra
Republicana y de la Asamblea Nacional Catalana. Ya ha pillado un par de curros
en cine y no creo que tarde mucho en tener su propia serie de TV3 (…) Sus
ansias de medrar son tan indignas y, sobre todo, tan evidentes, que parece
mentira que los independentistas se crean que es uno de los suyos (…) Si han
apechugado con un saldo como Dyango, puede que Juanjo les parezca un fichaje de
lujo”.
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