VÍDEO Caballero Bonald y las claves de la poesía
Lo ha recibido a sus 86 años- siendo y considerándose un hombre de izquierdas no ha dejado de sorprenderle que el Cervantes se lo hayan dado cuando gobierna un partido de derechas-, después de que por dos veces se quedara a las puertas dela Real AcademiaEspañola dela Lengua, cuyo secretario, Darío Villanueva, lo ha glosado así:
“Su primera dedicación fue poética y la ha mantenido viva hasta hoy mismo. No ha guardado la pluma y sigue presente en nuestro repertorio de hoy. Fue evolucionando hacia una novela que nunca renunció a la poesía de la palabra, es un fabulador de historias y un maestro en el uso del idioma”.
Este premio reconoce “la obra creadora de uno de los autores clave de la literatura hispanohablante desde los años cincuenta, que ha vivido en España y América Latina. Pertenece a una estirpe de escritores activos,inquietos y sin miedo a la exploración de las palabras por su significado y sonido en busca de borrar las fronteras de los géneros literarios”
El escritor jerezano es uno de los sobrevivientes de la llamada “generación del cincuenta”, de la que formaban parte autores como Juan García Hortelano, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez y va a publicar este año el que dice será su último libro: Entreguerras(Seix Barral). Una especie de autobiografía construida en un solo poema de 3.000 versos. “Ahí está todo lo que he escrito y todo lo que he vivido, ahí está como el compendio de mi literatura y mi vida y eso le da un valor estético especial” “ Después no voy a escribir nada más, no tengo necesidad, quizá algún artículo que me pidan”
El libro Entreguerras es un libro-poema de casi 3.000 versículos que ha subtitulado con un homenaje aLucrecio (Sobre la naturaleza de las cosas): “Lo escribí en un estado de ánimo muy especial, como estimulado por una apremiante voluntad introspectiva”, autobiográfico y escrito sin signos de puntuación: “Lo pedía el carácter fluvial del poema, el propio flujo y reflujo de la memoria”, un viaje por los límites del lenguaje, violentando la gramática, ahondando en la complejidad de la memoria, sin huir del hermetismo: “La experiencia que estaba descifrando era a veces oscura y el texto también lo es. La poesía es hermética cuando lo es el mundo que pretende describir, esas palabras que lo identifican”.
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