El ministro de Educación (y también de Cultura) José Ignacio Wert , otrora avezado tertuliano, ha comenzado su mandato con una medida de lo más previsible: ha sustituido la asignatura de Educación para la Ciudadanía por otra que se llama Educación cívica y constitucional, hecho que le supondrá, con toda seguridad, las bendiciones más efusivas de parte de la Conferencia Episcopal que tantas veces animó a los padres de los alumnos a rechazarla mediante denuncias judiciales y los plácemes de cierta prensa, en la que se incluyen La Razón a La Gaceta, Abc o Libertad Digital, alguna de ellas de lo más reaccionario y ultramontano.
Qué poco ha tardado un ministro que tenía buena pinta en caer en las tesis del indomable Carlos Dávila, un gran pelota cuando le conviene, aunque al final del párrafo saque el aguijón del escorpión –es su forma de ser-:
“José Ignacio Wert (…) en el Parlamento, donde se ha estrenado brillantemente para destruir la letal enseñanza de los socialistas, se le ha deslizado sin embargo una especie que considero nociva: la sustitución de la pedorra Ley de Educación para la Ciudadanía por otra llamada Cívica y Constitucional. La primera era un batiburrillo marxista e inmoral indecente; la de Wert es francamente prescindible”.
Hasta ahí todo incluso pudiera parecer normal ya que el PP llevaba la medida en su campaña electoral –al igual que la no subida de impuestos. Lo sorprendente es que Wert haya utilizado un informe falso a partir de un ensayo publicado por la editorial Akal - Educación para la Ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de Derecho,
publicado en el año 2007, ensayo en el que se ofrece una visión crítica
de la citada asignatura- del que ha extraído dos párrafos pero diciendo
que eran de un libro de texto de la asignatura Educación para la
Ciudadanía:
“Los capitalistas son como ratones en una rueda, que corren más deprisa con el fin de correr aún más deprisa”
“El capitalismo es como un tren sin frenos que se
acelera cada vez más. Camina, sin duda, hacia el abismo. Pero este
abismo no es, como muchos marxistas imaginaron, su fin inevitable que
dará paso al socialismo. Lo que está fuera de control es, precisamente,
el capitalismo y el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo”
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