
A juicio de esta polémica periodistavasca aunque chilena de nacimiento, que siempre se ha caracterizado porsu talante mitad colérico, y mitad amable-tiene una sonrisa pícara quetiene su punto- para los que comulguen con sus ideas, que hace tiempocalificó de “ratas” a cualquiera que desde un partido o medio que noestuviese de acuerdo con la esperpéntica Teoría de la Conspiración,urdida por el periódico que la pagaba, España está en peligro inminentede autodisolución por los separatismos y de quiebra económica.
Desde su medio, el periódico de la conspiración, se mesa sus rubioscabellos y se rasga la camisa ante la pérdida de rumbo de España, unpaís que considera carente de líder, tanto en el Gobierno como en laoposición. Los dos principales reflejos de la hecatombe son la crisiseconómica y el avance imparable de los nacionalismos, ante los que niZapatero ni Rajoy parecen capaces de ofrecer soluciones.
Escenifica su preocupación con estas preguntas retóricas:
“¿Hay alguien a cargo del negocio?¿Alguien capaz de llevar las riendas? ¿Alguien con una idea que poneren práctica? No parece”. Ante la negativa de Zapatero en sucomparecencia en el Congreso de improvisar medidas económicas sevuelve a preguntar: “¿Para qué le pagamos un sueldo si en cuanto vienenmal dadas se limita a recomendarnos agua, ajo y paciencia?”
Pero el mal de España, a su juicio, no se reduce a la crisiseconómica, sino al avance nacionalista. Así en Cataluña, con unEstatuto con visos de inconstitucionalidad y donde en su Díada hanproliferado los insultos a España y se está “escupiendo sobre susinstituciones con total impunidad” o el País Vasco, donde Ibarretxe vaa lo suyo, aunque haya sido frenado por los tribunales pero sigue“extendiendo sus tentáculos soberanistas hasta el corazón mismo de una sociedad atrapada entre el miedo y el pesebre”.
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