Cuando hay muchos, a los que se le conoce con el desprestigiado nombre de “políticos”, que afirman hasta la saciedad que dedican su vida al bien comúncuando lo que buscan en realidad en esa profesión es el enriquecimiento personal o llevar una vida de boato a costa de detraer su coste al resto de sus conciudadanos y conseguir un empobrecimiento masivo de sus gobernados, existen otros colectivos que de verdad practican actividades sin un ánimo de lucro real, y en la mente de todos están casos señalados en que tratan a los demás como si fuesen bobos, a no ser que ese amor desmedido al trinque les obnubile la razón y crean que no los van a pillar nunca, o que tienen patente de corso, y junto a esas ansias de acumular riquezas, exhiben al mismo , tiempo una cara dura impresionante y han hecho de la mentira su mejor baza como si los demás no supieran a ciencia cierta su condición de falsarios. Y para qué dar nombres si en los últimos días salen constantemente en los medios diciendo que ellos están impolutos y que los otros si que son unos grandísimos ladrones…
Y entre esos colectivos que obran gratis et amore, con una entrega desinteresada a los demás está la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios , extendida prácticamente por todo el mundo, una organización religiosa que solo suscita unanimidad en torno a si: hace el bien exclusivamente y en su credo no caben los negocios ni los adoctrinamientos interesados, si acaso el amor al prójimo.
Ayer uno de sus miembros, José Lozano, falleció a los 91 años después de ser durante más de 60 uno de los héroes en silencio de nuestro tiempo, y en cuyo honor he lanzado este post, con el convencimiento de que estos seres anónimos contribuyen a mejorar la humanidad y a aliviarla del sufrimiento que en muchos casos supone.
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