Ayer me decían en un comentario:
“Mal se hará la pretendida reconciliación retirando los restos de Franco. Él no quiso que lo enterraran allí. Fue el rey quien decidió ese lugar para Franco.Retirarlo es maldecir al menos a media España, en el fondo a casi toda, que le debe mucho. Y ese no es camino de reconciliación, sino de limpieza ideológica”
Y otro punto de vista –todos son respetables- a cargo de alguien más conocido, el de Carlos Herrera, teñido de cierto humor y donde se le ve arrimando el ascua a su nueva sardina, no en vano está entre los nuevos ricos, su nombre figura en operaciones inmobiliarias de fuste, y aparece comprándose un ático en Sevilla frente a la Maestranza o un magno piso de 1000 cuadrados en la mismísima puesta de Alcalá, frente al Retiro. Cierto o no él se lo ha ganado al ser un peso pesado de la comunicación.
No me lo quieran situar acampando en Sol o en la Plaza de la Constitución de Málaga con los desarrapados o “indignados”. Ni alabando la Memoria Histórica, a la que considera una mamarrachada sin
pensar en los miles de personas que quieren saber algo de los
familiares que un día los sacaron de sus casas o de las cárceles y les
dieron “el paseíllo”. No es mucho pedir que le digan aunque solo sea por aproximación dónde están los huesos, como los de Franco, que están tan bien localizados.
Dice el conductor de Herreraenlaonda a propósito del cambio de emplazamiento de dichos huesos:
“FRANCO, por si alguno no lo sabe, es un cadáver desde hace casi treinta y seis años y está bajo una losa de un par de toneladas desde el día siguiente de haber fallecido. Que sepamos, no se ha movido ni se han detectado paseos nocturnos de
su espíritu reencarnado en fantasma. Reposa en el Valle de los Caídos y
es el único vestigio de su memoria en el país en el que imperó durante
cuarenta años. También es, por cierto, uno de los tres monumentos más
visitados del país. Estos días, coincidiendo como siempre con momentos
delicados del gobierno de la Nación, éste ha vuelto a aventar el
espantajo o el señuelo de sus restos con el fin de ver si alguien pica
el anzuelo y deja de hablar del desastre en el que los mediocres más mediocres que jamás gobernaron España han convertido el presente y el futuro del país, creandocinco millones de parados, desmantelando el aparato productivo,consintiendo turbamultas callejeras, logrando irrelevancia internacional, conflicto entre instituciones, desmembramiento territorial y reedición de viejas heridas históricas.