Es otra forma de anunciar la reaparición de la brava periodistadespués de tres meses de ausencia debida al amago de infarto que sufrióen Septiembre: el gran Falete, no por su generosa autonomía sino por elarte que lleva dentro, la deleitó y nos sorprendió a todos cantándoleun villancico con la maestría de que hace gala. Lo que fue una doblesorpresa porque para muchos era desconocido que una gallega de pro, unadama tan cerebral, fuese una degustadora de un tipo de folklore tanenraizado en otras latitudes como la canción española o los villancicosnavideños que ya conectan más con el flamenco, que como todos saben espor lo que se conoce en España en todo el mundo: que se lo pregunten alos japoneses o a cualquier pueblo que nos visita y que viene ávido detablaos o de toros-ahora que no nos lee nadie de esa plataforma quequiere erradicarlos-
Nos gustan las folías, las muñeiras y las sardanas y demás muestrasdel folklore patrio, incluido el zorzico, pero los japoneses no vienenni por éste último ni por los anteriores: les gusta el cante más omenos jondo, la canción española, en lo que son coincidentes con M ªAntonia, la renacida.
Su llegada a La Noria fue saludada con gran cariño por el públicoasistente incluidos los tertulianos, los de su cuerda y los otros y fuecolmada de regalos incluidos un tomo en que estaban recogidos miles dee-mails que le mandaron sus fans, leídos algunos por el propio Falete,que al final del cante y de la lectura se ciñó con ella en un fuerteabrazo, como dicen en México.
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