
Les menciono dos varas de medir de la justicia
española ante expresiones peyorativas de los periodistas hacia miembros
de la carrera judicial. En un caso un juez- lo era antes de meter sus
narices en el carajal de la Gürtel por lo que fue depurado y expulsado
de la carrera judicial- es llamado por un periodista “oportunista”, “malcriado” ”paleto”.“intelectualmente un botarate, políticamente un oportunista y socialmente una peonza” y en otro, un juez es llamado “cabrón”.
El primer caso se refiere al juez Garzón y esos apelativos claramente ofensivos se los dedica Federico Jiménez Losantos en sus intervenciones en prensa y radio entre los años 1999 y 2005. El Tribunal Supremo no considera ni un menosprecio personal ni un insulto que el periodista Federico Jiménez Losantos lo llame de esa manera. En la sentencia se parte de la prevalencia de la libertad de información y expresión en un Estado democrático de Derecho,
En el segundo, el periodista y tertuliano de Intereconomía Carlos Dávila llamó “cabrón” al juez Santiago Pedraz en el programa “El gato al agua” por lo que el juzgado número 5 de Madrid lo ha condenado a indemnizar con 5.000 euros al juez, y a pagar una multa de 9.900 euros por el delito de injurias, así como al pago de las costas procesales y a divulgar, a su costa, el contenido de la sentencia.
Este hecho ha merecido de Javier Pérez de Albéniz estas
consideraciones tan llenas de ironía sobre Carlos Dávila y la cadena
ultraderechista con eternos problemas económicos:
“Pero bueno, ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué democracia es ésta en
la que un periodista no puede llamar “cabrón” a un juez en televisión? “A mí este tipo me avergüenza que esté en la Audiencia Nacional por mucho flequillo que lleve el cabrón”, dijo el tal Dávila mientras comentaba un auto de Pedraz por el que se puso en libertad al etarra Iñaki de Rentería. “Es un personaje que avergüenza”, sentenció el tertuliano, en pleno uso de sus facultades mentales y de su libertad de expresión.
Porque ¿qué si no libertad de expresión es llamarle “cabrón” a un
juez? Aunque cueste creerlo, en este caso el tribunal no quiere ni oír
hablar de libertad de expresión, puesto que considera que Dávila
utiliza “frases y expresiones ultrajantes u ofensivas sin relación con las ideas u opiniones que se expongan”.
Es decir, que Dávila se limita a insultar. Como un marinero borracho en
un burdel del puerto de Dakar, pero en un programa de televisión de un
grupo audiovisual que presume de “defender la vida, la libertad, la unidad de España y la independencia judicial”. Bueno, la independencia judicial cuando nos convenga, que hay cada juez cabrón por el mundo…
Dávila indemnizará al juez, pagará la multa y divulgará de mala
manera el contenido de la sentencia. Intereconomía le ayudará en lo que
pueda, que las cosas están muy achuchadas en ese nido de fachas: Julio Ariza, presidente del Grupo, pide ayuda desesperada a los Amigos de Intereconomía: “Por
favor, ¿podríamos contar, ahora, con su aportación de 35, 50 o 100
euros, o incluso de 500 o 1.000 euros? En el caso de que en este momento
no le sea posible hacernos llegar ninguna de esas cantidades, cosa que
entiendo perfectamente como es natural, ¿puede hacer una aportación de
25 euros o de cualquier otroimporte?”. El pardillo que colabore en tan indigno proyecto recibirá como compensación, no se lo pierda, un vídeo de Juan Pablo II. ¿VHS o Beta?
¡Menudo chasco! Ahora resulta que el insulto, la maledicencia y la sinvergonzonería no son rentables: Interconomía está en la ruina. Y
yo pensaba que semejante cúmulo de maldad, de intransigencia, de
estupidez y de fanatismo tenía como único fin la pasta, es decir,
forrarse. (…) Miserables fachas, de acuerdo, pero millonarios. Pues ni
eso”
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