En defensa de una lengua común (II)
El Edificio de la Real Academia Española de la Lengua y su actual Presidente, Víctor García de la Concha.
En esta segunda parte del post dedicado al ya famoso Manifiesto,teníamos previsto traer unas declaraciones a favor y en contra. Alfinal y para abreviar, sólo una de la Generalidad de Cataluña, en bocade su Consejero de Cultura,la reproducción de un apartado del manifiesto, porque todas adolecíande parcialidad o cegadas en algunos casos por el fanatismo.
Así que al final a estas dos hemos sumado las de algunos que han hechocomentarios a este mismo hilo pero en otro lugar. Y declaraciones sólovamos a traer las de Víctor García de la Concha, presidente de la RAE:Ha dicho que la Real Academiasiempre ha estado a favor del bilingüismo y que los problemas quepuedan suscitarse en su desarrollo son de orden estrictamente político. La RAE tiene una relación realmente excelente con la Academia Galega, con el Institut d”Estudis Catalans y la EuskoTzaindis: no hay problema entre lenguas, pero puede haber problemas políticos.
El problema no surge de abajo, sino que se provoca desde arriba.En todo caso no vendría mal hacer una cierta corrección políticalingüística en Cataluña, el País Vasco y Galicia; y también es evidenteque desea mantener intactos los puentes con los lingüistas vascos,catalanes y gallegos. De la Concha se muestra centrista oequidistante, como el nuevo Rajoy.
Por otra parte la ministra Bibiana se nos sigue mostrando liviana deconocimientos lingüísticos y hoy ha sacado a la luz un nuevo neologismocual es el verbo “inferiorizar”, AÚN no reconocido pero todo se andará.A este paso van a tener que hacer escuelas de Verano para políticos y políticas (¿bien así?) en que ellos y ellas den lecciones para la construcción de un nuevo idioma.O bien Rajoy se mete a vate con sus impresionantes rimas: “Aznar rimacon no estar y no con molestar”, o ESPE después de su derrota-hoy hadestituido a los que se pasaron a Rajoy- siendo ayer verso suelto y hoyverso rimando con los 700000 afiliados al partido, que ya es rimar.
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